Científicos Futuristas

Los Científicos del Futuro queremos que vosotros, habitantes de nuestro pasado, recuperéis en vuestro presente toda la dispersa y denostada obra del siempre iconoclasta Juan sin Credo

miércoles, 27 de abril de 2011

El bailarín ruso de Montecarlo


La reseña con saña

Se oye comentar a la gente del lugar que Juan sin Credo ha leído la última novela de escritor cubano, afincado en Barcelona, Abilio Estévez, El bailarín ruso de Montecarlo, publicado por la editorial Tusquets en su colección Andanzas en mayo de 2010.

Parece que el narrador está en primera persona, aunque al final de la novela el autor la cambia por la tercera con el fin de ofrecer al lector un juego de dobles o de suplantación de la personalidad. El contexto histórico se sitúa en la actualidad al hacerse, por ejemplo, mención, en una de las páginas de la novela, al jugador Seydou Keita que, desde mediados del 2008 hasta hoy en día, milita en las filas de F.C. Barcelona. No obstante, la acción también se retrae al año 1969, momento en el cual el protagonista establece relación con el fantasmagórico bailarín de origen incierto, que ya se encuentra en el ocaso de su carrera Mientras, el tiempo interno de la narración se enmarca entre finales del mes de octubre hasta la llegada del mes de marzo del año siguiente. El espacio preferente es la Barcelona del Raval, con su iglesia de san Agustín o el mercado de la Boquería; en cambio también se presentan lugares relacionados con la isla de Cuba, como son los cañaverales de la región de Guacamao o, incluso, del sur de Francia. El personaje principal, indiscutible, es el estudioso y gran especialista en la figura de Martí, el sexagenario Constantino Augusto de Mareas, que de viaje a un Congreso sobre el prócer cubano que se celebra en España deserta y pasa a la clandestinidad refugiándose en una decadente pensión del Raval, regentada por una cantante frustrada y envejecida que le servirá de contrapunto.

Dicen que a Juan sin Credo esta novela le ha parecido sustanciosa gracias a los ingredientes que la conforman basados en un elevado grado de culturalismo, en un elaborado nivel estilístico, ofrecido por una alambicada prosa, y en un agudo sentido del humor, transmitido por las veladas críticas al sistema político autoritario que todavía impera en la isla caribeña, encargado de represaliar cualquier pensamiento que se desvíe de la doctrina única del partido, incluso el que atañe a las conductas sexuales de los individuos.



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