Científicos Futuristas

Los Científicos del Futuro queremos que vosotros, habitantes de nuestro pasado, recuperéis en vuestro presente toda la dispersa y denostada obra del siempre iconoclasta Juan sin Credo

lunes, 28 de febrero de 2011

También la lluvia


El film tras la mente

Tal vez se sepa que Juan sin Credo ha visto la película También la lluvia dirigida por Icíar Bollaín, con un guión de Paul Laverty, e interpretada por Luis Tosar, Gael García Bernal, Juan Carlos Aduviri o Karra Elejade entre otros, que lleva ya desde su estreno el 5 de enero del 2011 casi un millón de espectadores y ha recibido tres Goyas por la Mejor Música Original a Alberto Iglesias, por la Mejor Interpretación Masculina de Reparto a Karra Elejalde y por la Mejor Dirección de Producción a Cristina Zumarrága, además de estar seleccionada por la Academia de Cine de España para el Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa y haber obtenido el Premio del Público en la sección Panorama de la Berlinae.


Quizá se opine que esta producción cinematográfica se puede encuadrar dentro del género de denuncia social, donde predominan los espectaculares paisajes selváticos de la región boliviana de Cochabamba -entre los que destaca el plano de altura tomado desde un helicoptero que, símbolicamente, transporta un enorme crucifijo- o los escenarios apocalípticos de la arrasada ciudad después de las revueltas y los graves disturbios que ocasionó el conflicto por la privatización del agua en esa zona apartada del mundo para el progreso.

Acaso el espectador se pueda plantear, al igual que Juan sin Credo, la enorme desigual e injusticia social existente entre los dos mundos paralelos que chocan entre sí en la película y que demuestran la falta de escrúpulos de la civilización occidental, explotando sin fin los recursos naturales e imponiendo su farisea voluntad para obtener un triunfo material de su egolatría, despreciando el esfuerzo de los desheredados de la tierra que ni siquiera pueden apropiarse del agua de la lluvia.

sábado, 26 de febrero de 2011

NUNCA HEMOS ESTADO MEJOR DESDE QUE ESTAMOS MAL



La butaca nihilista
Así reza el cierre de la cabecera que figura en la página web de la Sala Ítaca, demostrando un desbordado optimismo acorde con la excelente programación que cuelga de su cartelera y que debe ser refrendada con el favor de un público exigente, cada vez más huidizo de las grandes producciones del teatro oficial.

Claro que estáis mejor desde que estabais mal, porque habéis sabido sobrevivir al desamparo de casi todas las instituciones, a la amenaza del desahucio por los acreedores y al nomadismo secular de los cómicos tras la desvencijada carreta de las máscaras y los sueños.

Tras los constantes mensajes de catastrofismo apocalíptico que se vierten desde los medios de comunicación más conservadores, ante la patética situación actual de nuestra maltrecha piel de toro -tanto económica como socialmente, comparando su agonía, de una manera exagerada e intimidatoria, con las tiranías perpetuas sufridas por los países árabes- la reapertura de la Sala Ítaca, a comienzos de año, resultaba, francamente, un soplo de aire fresco muy positivo para la conciencia de una serie de espectadores que creemos en el teatro como una fuerza motriz capaz de despertar el ánimo frente al descrédito permanente de una ideología en decadencia por la ineficacia de unos líderes políticos abocados al hondo precipicio del desprestigio.

Allí fue el lugar en donde vi por primera vez la dramaturgia gótica de Báthory contra la 613, impecablemente interpretada por Begoña Blanco y Patricia Quero, del avezado director Juan Manuel Romero. Además fue él, también, el encargado de darme la primicia de la nueva andadura de la Sala. Una llamada de teléfono a mí aguerrida amiga, la narradora oral Zeniala Volvoreta, hizo el resto.

La Sala colgaba el cartel de completo para presenciar la comedia de la compañía La Barca Teatro, Mentiras, perteneciente a Teresa Calo, bajo dirección de Javier de Dios con María José Sarrate, en el papel de Amelia, y Esther Ramos, dando vida a Begoña. En sí misma, la obra no es más que una comedia contemporánea de costumbres, donde el caprichoso azar da origen a un inesperado descubrimiento que pone en la palestra de la ridiculez a un hombre adultero mediante la puesta en marcha de la intrigante maquinaria femenina.

Será mediante el elaborado trabajo de las actrices, con sus cambios de registro en relación a la embarazosa situación en la que se encuentran más la aplicación de un ritmo trepidante de complicidad en sus réplicas, sumado a un acertado juego de luces, el factor desencadenante para que el montaje se convierta en un válvula de escape a la gravedad de la situación socio-económica.

En fin, un mero entretenimiento para que el espectador disfrute de una hora de diversión garantizada sin pretender mayores conquistas sino la del espacio para la amistad, con una sonrisa positiva que nos haga olvidar, durante siquiera un breve lapso de tiempo, a tanto cenizo con micrófono ansioso por la llegada de su mesías que repartirá el maná de los estrechos márgenes de beneficios sobre las arcas de su apostolada redacción.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Habitación doble



La reseña con saña

Se oye comentar a la gente del lugar que Juan sin Credo ha leído el último trabajo narrativo de Luis Magrinyá, Habitación doble, publicado por la editorial Anagrama, en su colección Narrativas hispánicas, en mayo del 2010.

Parece que el narrador está en primera persona en los diferentes relatos, exceptuando el penúltimo que se presenta a modo de estructura dialogada. El contexto histórico se centra en la actualidad, existe además en la hoja de agradecimientos una referencia específica de estos datos temporales. No obstante, se puede inferir, fácilmente, el anclaje de los relatos en la contemporaneidad gracias a las diversas menciones que se hacen a políticos o futbolistas de la historia más reciente. Mientras, el tiempo interno oscila en cada uno de los diferentes relatos, desde la duración de una cena, pasando por un día o dos, hasta llegar, incluso, a superar la semana. El espacio se ubica en diferentes ciudades europeas como Madrid y Ámsterdam, en un crucero por el Nilo, en una pedanía del valle del Lozoya y en Savonnieres, un pueblecito del noroeste francés cercano a Le Mans. Los personajes se erigen en los verdaderos artífices del vibrante universo narrativo creado por Magrinyá en esta obra. Destacan muchos de ellos, principalmente, por su necesidad de escribir los sucesos, en apariencia, cotidianos para organizar el caos de su singular existencia. De este modo, desfilan por sus páginas la editora madura, que mantiene una relación abierta con el joven Benjamín, al que le dobla en edad, o el traficante a pequeña escala, que da un pequeño respiro a su negocio durante un breve lapso tiempo, mientras comparte su vida con un viejo amigo de la universidad, en un estado agudo de depresión, además de con su pareja.

Dicen que a Juan sin Credo este libro de relatos, más un ensayo sobre la figura del asesino en serie Jeffrey Dahmer, le ha parecido bastante atractivo. De estas narraciones breves destacaría el tono coloquial y humorístico que emplea el autor, así como su capacidad de crear un interesante golpe de efecto en el desenlace del relato de la cena de los médicos. Finalmente Juan sin Credo tendría que señalar la delgada línea vertebradora que existe entre las distintas historias, sutilmente imperceptible a la vez que insólitamente manifiesta.

lunes, 21 de febrero de 2011

Un bobo hace ciento



El programa de mano radical

Circula un rumor a una uniforme velocidad sobre la asistencia de Juan sin Credo al próximo montaje de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Un bobo hace ciento, perteneciente a Antonio de Solís y Rivadeneyra, con versión de Bernardo Sánchez y bajo dirección de Juan Carlos Pérez de la Fuente, que será representada en el teatro Pavón de Madrid, entre el 19 de febrero y el 3 de abril de 2011.


Se oye comentar a la gente del lugar que el argumento de la obra se incluye dentro del ciclo de las comedias de figurón, cuya punto de partida se inicia con el Narciso en su opinión de Guillén de Castro, obra que los espectadores del Clásico recordarán gracias a un insatisfactoria puesta en escena por la compañía invitada durante la pasada temporada Teatres de la Generalitat.


Murmuran que el asunto principal de este tipo de comedias está centrado en la presentación de un personaje ridículo, cuyas iniciativas determinan toda la construcción del enredo, y parece que el texto más universal de nuestro teatro áureo sobre este grotesco carácter es El lindo don Diego de Agustín Moreto.


Según las habladurías del mentidero este autor -más conocido como Cronista de Indias desde 1651, oficio que desembocaría cinco lustros después en la publicación de su famosa Historia de la conquista de Méjico- volvió a las tablas con su comedia más lograda El amor al uso, que se estrenó en el Festival de Almagro del año 2002 bajo la dirección de Ana Zamora con los actores integrantes del Aula José Estruch de la RESAD.


Dicen que Juan sin Credo espera que este título aporte consistencia al repertorio contemporáneo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, tras el fiasco por el endeble texto del anterior montaje Todo es enredos Amor, y permanece expectante ante el sobresaliente elenco de actores que conforman esta puesta en escena, entre los que sobresalen Muriel Sánchez, dando vida a Doña Ana y Daniel Albadalejo, en el papel de don Cosme

sábado, 19 de febrero de 2011

Fragmentos de una vida literaria: del cadete Alberto al diplomático Casement (II)


El reportaje del ultraje
...Después fueron desfilando, una tras otra, todas las novelas que componen el universo narrativo de este escribidor, influenciado por el estilo de Flaubert, Faulkner, e, incluso, por el del valenciano Joan Martorell, creador de la novela de caballerías titulada Tirant lo Blanc.

De La Ciudad y los perros me acuerdo de esa atmósfera claustrofóbica que emanaba del colegio militar Leoncio Prada, novela del determinismo social donde el azar, el accidente y el destino deciden las acciones de los personajes. El ambiente de brutalidad da rienda suelta a las peores pulsiones y la sexualidad, sucia y oscura, se vuelve omnipresente. Ese microcosmos del Perú, mostrado a través de los ojos de los cadetes, se presenta de un modo sórdido, mezquino, en el que sólo el más fuerte, el más cínico y el más insensible sobrevive.

Posteriormente, cayó en mis manos La casa verde, donde prosigue esa ambición iniciática que acompañó a Vargas Llosa durante la década de los sesenta de conseguir la novela total. Este afán totalizador lo pretende alcanzar mediante una complejidad técnica tejida gracias a la proyección sobre el material narrativo de un caos telúrico, imaginativo y laberíntico. La memoria de un viaje que hizo el autor en 1958 por el Amazonas y la costa norte del Perú, se convertirá en el punto de partida de la fantasía para dar a conocer las condiciones de vida de las comunidades indígenas. Tesis recurrente del mito, aventura y realidad que se verá recogida en otras novelas como El Hablador o en su reciente El sueño del celta.


Luego le llegó el turno a Conversación en la catedral, novela de la frustración y la mediocridad, en la que se denuncia el ochenio odriísta que sumió al Perú en un desplome moral, una apatía generalizada y en un derrotismo congénito. Mientras que La guerra del fin del mundo supuso una verdadera conmoción en mi trayectoria como lector, a pesar de las acusaciones vertidas por Saramago hacia el autor peruano de haber plagiado a Euclides de Cunha en su obra Os Sertores. El aliento épico que emana de ese puñado de mentes alucinadas, entre las que destaca la del Conselheiro, refleja una angustia existencial, enraizada en un sentimiento trágico, que alumbra un esfuerzo intelectual por apartarse de cualquier fanatismo ideológico.

Elogio de la madrastra, La fiesta del Chivo, El paraíso en la otra esquina o Tavesuras de la niña mala fueron las siguientes paradas en este viaje literario de tan largo recorrido hasta llegar, de momento, a la última estación de El sueño del celta, cuya arquitectura novelesca se sustenta en la singular peripecia vital del irlandés Roger Casament, en donde, nuevamente, la ficción literaria se ofrece como un ejercicio de libertad y un aliciente para acabar con el inconformismo, al igual que para promover el cambio individual y colectivo. En definitiva, ese mismo universo narrativo de siempre de un Vargas Llosa, que busca permanente la transformación de la realidad a base de una pantagruélica e indómita imaginación.

Fragmentos de una vida literaria: del cadete Alberto al diplomático Casement I


El reportaje del ultraje


Antes de marcharse durante un mes a la Argentina para traerse a su prisionera de plata me lo comentó, tomando un café en la remodelada librería Fuentetaja, que ha acondicionado la planta superior como Bistró, lugar en el que también se dan conferencias y se hacen presentaciones de libros.


-Juan sin Credo -me dijo el Padre de las Criaturas, también conocido con JM Romero- te atreverías con Vargas Llosa. -No sé, no sé, me lo tengo que pensar – le comenté en ese momento intrigado.


Evidentemente, JM iba con segundas. Todos sabemos la antipatía que se le tiene a este autor en algunos círculos políticos desde su implicación en el caso Padilla. No obstante, no pensaba caer en la vuelta de tuerca, trazada por el sutil dramaturgo JM, que me hiciera pasarme de rosca. A mí, fundamentalmente, la figura de Vargas Llosa me interesa -más que por su actividad ensayística y, por ende, ideológica- por su trayectoria literaria y de ésta, en concreto, la que se refiere a su monumental obra narrativa.


Todo empezó durante el final del verano de 1992, cuando estuve trabajando en una caseta de la Feria del libro de Valtimor, ciudad con ley. El material bibliográfico que se puso a la venta pertenecía, mayoritariamente, al ya fallecido Manolo el sevillano, uno de los últimos grandes bohemios de la modernidad. Allí entre tanto volumen polvoriento, donde predominaban los libros de ciencia-ficción, género al que por cierto le cogí gran antipatía, me llamó la atención un título: Pantaleón y las visitadoras. Quizá porque era uno de los pocos libros diferentes a todos aquellos que poblaban las estanterías. En fin, me gustó y le pregunté a Manolo con mucha ignorancia:



-Quillo, ¿Quién es este tal Vargas Llosa?- Él, que era muy guasón y muy picante, me respondió –Un escritor que escribe sobre vergas y ya le ha arrancado los pétalos a la rosa-


No me faltó ni un segundo para sentarme y leer, ávidamente, esa novela hilarante que trata sobre cómo el disciplinado capitán Pantaleón Pantoja tiene la difícil misión de establecer un servicio de visitadoras en las regiones más recónditas del Perú, para que los soldados puedan mantener relaciones sexuales sin ofrecer problemas a las demás mujeres de las poblaciones limítrofes con los diferentes destacamentos militares. Ahí empezó el mito...

miércoles, 16 de febrero de 2011

El cementerio de Praga



LA RESEÑA CON SAÑA

Se oye comentar a la gente del lugar que Juan sin Credo ha leído la última novela de Umberto Eco, El cementerio de Praga, traducida por Helena Lozano Miralles y publicada por Lumen en noviembre del 2010.

Parece que la voz narrativa se desdobla en tres personajes. Una pertenece al protagonista, la otra a su doble y, por último, la tercera pertenece a la voz narrador, cada una de ellas con una fuente diferente de letra. El contexto histórico se centra en la segunda mitad del siglo XIX, con la unificación de Italia, la guerra franco-prusiana y la comuna de París como telón de fondo, mientras que el tiempo interno de la narración va caminando paralelo entre 1830 y 1897, plasmado mediante una visión retrospectiva, y, a su vez, entre el 24 de marzo de 1897 y el 20 de diciembre del año siguiente. El espacio se ubica, primeramente, en Turín, pero la mayoría de la acción narrativa transcurre en París, la place Maubert, la librería de la rue de Beaume, el boulevard Poissonniere y un sinfín de rincones sórdidos y siniestros de la ciudad de la luz. El protagonista esencial es el misógino, antisemita y reaccionario Simone Simonini, abyecto personaje desprovisto de cualquier mínimo atisbo de decencia, capaz de vender o fabricar secretos de estado para desestabilizar y traicionar a unos o a otros, dependiendo de quien sea el mejor postor en ese momento, aunque serán los judíos la favorita presa sobre la que vuelca el infundio y la xenofobia. Su alter ego será el abad della Picola, personalidad que emplea para sumergirse en los bajos fondos de la masonería o las misas negras. Otros personajes secundarios son el abad Bergamaschi, Lagrange y su predecesor Hébuterne, Taxil, Gaviali, Diana Vaughan, así como otros tantos que deambulan por las páginas de esta novela expuestos al embuste del tétrico Simonini.

Dicen que a Juan sin Credo esta novela le ha parecido una muestra de la política subterránea del estado moderno, capaz de transformar cualquier realidad que beneficie a sus intereses gracias al sucio trabajo de seres putrefactos con el alma negra, pero que la trama es demasiado densa y da muchas vueltas sobre los mismos temas, convirtiendo las últimas páginas del libro en un suplicio ímprobo para el lector.

lunes, 14 de febrero de 2011

CONTIGO EN LA DISTANCIA (VERSIONES 2) Pedro Guerra



LA BATUTA ENTUBADA

Sabed que Juan sin Credo ha escuchado el segundo volumen del proyecto con el que Pedro Guerra versiona las grandes canciones de la música latinoamericana y española, titulado Contigo en la distancia.


Pensad que Juan sin Credo tuvo noticia por primera vez de este cantautor chicharrero gracias al tema Contamíname, interpretado por Víctor Manuel y Ana Belén en su disco Mucho más que dos de 1994, con el que recibió el premio Ondas a la mejor canción del año y que daría título a la fundación para el mestizaje cultural creada seis años después. Uno más tarde aparecerá Ofrendas, disco que a Juan sin Credo le trae reminiscencias turbias de un tiempo de inestabilidad emocional. Ya en el 2003, junto a Ángel González, pondrá música a 14 poemas del poeta perteneciente a la generación de los 50 en un álbum llamado La palabra en el aire. Finalmente, la última referencia de Juan sin Credo con respecto al cantautor estará relacionada su tema Huesos, sacado del L.P. Bolsillos -dedicado a los miles de desaparecidos durante la Guerra Civil, diseminados por los cientos de fosas que se esparcen por toda la geografía nacional- también recogido en el trabajo discográfico que reproduce el concierto homenaje a los republicanos ofrecido en el municipio de Rivas, a finales de junio del 2004, con el título de Recuperando Memoria, en el que también participaron Luis Pastor o Luis Eduardo Aute.


Decid que Juan sin Credo piensa que esta ofrenda a las canciones que componen el ideario sentimental de toda una época de la mano de Pedro Guerra le parece demasiado presuntuoso, puesto que la mayoría de los temas, entre los que figuran Contigo en la distancia, Vete de mí u Ojos verdes, aunque pertenezcan a un acervo cultural de índole universal, ya han sido interpretadas por voces tan prestigiosas como la de Caetano Veloso, Luz Casal, Martirio, resultando algunas de las versiones, como por ejemplo con la última referida, deficitarias y ridículas, desprestigiándose así el talento acumulado durante su ya dilatada trayectoria.

sábado, 12 de febrero de 2011

Así da gusto "Como gustéis"


La butaca nihilista

Habiendo recibido un mensaje de la compañía Galo Real, desde una de las tantas redes sociales que pueblan el ciberespacio -atomizando un grado más nuestra, ya de por si, dispersa personalidad en esta época de la ultrapostmodernidad- donde se me invitaba a presenciar una obra titulada Pequeño cuento de Shakespeare, dirigida a los más pequeños de la casa, comencé una tarea de investigación para ver la validez de esa propuesta escénica.

Muchas veces el anzuelo del reclamo se queda en nada. Vapor… indiferencia…; en definitiva fracaso y tomadura de pelo al respetable. Por este motivo, consulté la rigurosa fuente de opinión de la ilustre página Atrápalo; en la cual amigos, familia, novios e hijas escriben su punto de vista, por supuesto, con un carácter puramente objetivo, sobre la obra seleccionada. Créanme, mis más fieles y únicos lectores, que a pesar de esta visión tan científica, las impresiones suelen ser acertadas.

Nuevamente me acerqué, aunque ahora con la compañía de mis más queridos, Rivimar Saavedra de las Conesas y el Príncipe de los Ángeles, Francisco I, en uno de esos pocos días gélidos que se han dado en este anodino invierno, a ese sombrío lugar que se ha erigido como lanzadera de las pequeñas compañías en sus inicios y que no reúne las condiciones mínimas para poder disfrutar de una buena sesión de teatro.

A pesar de contar con ese gran inconveniente -además de coincidir con otros cincuenta y tres espectáculos más de carácter infantil durante ese fin de semana en Madrid, posible razón para que en la sala hubiera poco más de diez personas- el montaje superó todas las expectativas. Tanto Ángela, como Miriam, Guillermo e Iván pasaron por encima de las adversidades y ofrecieron una sesión muy completa, además de lúdica y, hasta incluso, pedagógica.

Bien es cierto que la obra de Shakespeare es una mera excusa, pues sólo se respetan los nombres de Orlando y Florinda, los personajes principales, y el bosque de Arden, además la falsa ilusión de esos pintores que llegan al teatro y una supuesta espectadora de entre el público les recrimina su actitud, no es más que gruesa charlotada que no funciona ante tan escaso número de espectadores, ya que el efecto sorpersa que provoca la ilusión es mínimo.

Sin embargo, existe una apuesta dramática por la narración de una historia que comienza, se desarrolla y culmina. Estructura que, a primera vista, parece muy simple pero que suele estar desprestigiada en este universo del teatro infantil donde parece que todo vale.

Finalmente, el colorido del vestuario, la marioneta del autor y el cuidado por el tacto empleado en la búsqueda de un lenguaje asequible para dicho público hacen de este montaje no sólo un primer acercamiento a la obra del dramaturgo más universal sino un deleite por disfrutar de aquellas propuestas, en un principio arriesgadas, que compiten y se ofertan como alternativas muy válidas con el mogollón y la bullanga de, por ejemplo, Los Gormitis, el Musical y demás obras del mismo pelaje.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Ilustrado



La reseña con saña

Se oye comentar a la gente del lugar que Juan sin Credo ha leído la primera novela de Miguel Syjuco, Ilustrado, ganadora en el 2008 del Man Asian Literary Prize, así como el Palanca Awards, el más prestigioso galardón de las letras filipinas, traducida por Victoria Alonso Blanco y publicada por Tusquets en noviembre del 2010.

Parece que el narrador alterna entre la primera y tercera persona y su voz es múltiple, caótica y fragmentada. Tal estructura narrativa obedece a la construcción de un discurso pulverizado en partes minúsculas que van entrelazándose entre sí, aunque algunas de ellas permanecen independientes. El contexto histórico apunta a una revisión sistemática de la intrahistoria de Filipinas durante la última mitad del siglo XX. No obstante, el tiempo interno se ancla en el presente y su duración aproximada se estima en un mes. El espacio se ubica, particularmente, en Manila pero las secuencias narrativas pertenecientes a las obras más relevantes de uno de los personajes -como Autoplagiario, Manila Noir o, la inconclusa Crispín Salvador: seis vidas vividas, biografía en curso, escrita por su mejor discípulo Miguel Syjuco- situan la acción en otros lugares como Bacolod, Vancouver o Broadway. Los personajes principales son Crispín, un intelectual exiliado que conoce todos los secretos de los políticos de la nación desde la II República, pasando por los defenestrados Marcos, hasta los más actuales gobernantes como Estregan o Barsamoro, y Miguel Syjuco, que desde su óptica de nieto de uno de las más influyentes personalidades de los distintos regímenes filipinos, aporta una visión conjunta al microcosmos de la sociedad filipina, centrándose en sus castas más privilegiadas.

Dicen que a Juan sin Credo la lectura de la novela le ha parecido un ejercicio de construcción minuciosa de un enorme rompecabezas que realmente no le ha conducido a una visión positiva del conjunto. Dicen que la opinión que Juan sin Credo ofrece de ese microdiscurso de teselas dispersas es la de un resultado desintegrado que desluce ese sorprendente desenlace con el que finaliza la novela; a pesar de que la crítica, unánimemente, haya valorado la novela de una forma excepcional y el autor haya realizado un ímprobo esfuerzo por escapar de los moldes narrativos tradicionales

lunes, 7 de febrero de 2011

LOQUILLO (30 años)


La batuta entubada


Sabed que Juan sin Credo ha escuchado una versión reducida, con sólo cuarenta canciones, de la Caja del conjunto (box-set) compuesta por un total de 5 CD´s, en conmemoración a sus treinta años en el asfalto, que recopila la dilatada trayectoria de José María Sanz, más conocido como Loquillo.

Pensad que la primera vez que Juan sin Credo tuvo noticia de este personaje -que parece sacado de la novela del también barcelonés Juan Marsé, Ultimas tardes con Teresa, y que podría vincularse con su protagonista, el ya mítico Pijoaparte- fue durante la emisión del espacio musical dedicado a la juventud en el Ente público, a mitad de la década de los 80, llamado Tocata, en donde, junto a Alaska, se proyectó un video-clip con uno de sus temas, de su inconfundible tono urbano y macarra, Quiero un camión.

Decid que Juan sin Credo, aunque Loquillo nunca fuera santo de su devoción, comparte la sensibilidad de rebeldía que transmiten algunos de sus temas que, además, participan del imaginario cultural de su generación con títulos como Rock and roll star, El ritmo del garaje o el ya legendario Cadillac solitario.

sábado, 5 de febrero de 2011

Otro+teatro=(otro-Avaro)


La Butaca Nihilista

Recuerdo con nitidez precisa, más propia de un soleado día de una lánguida primavera que exhausta se extinguía en una de las últimas tardes de mayo, la primera vez que contemplé una obra de Chejov sobre la escena.


Cerca de la castiza plaza de Tirso de Molina, dirección hacia la plaza de Jacinto Benavente, en la calle del Conde de Romanones 10, se encuentra situada la escuela de cine y teatro Bululú. En aquel lugar, hace ya más de un lustro, se estaba germinando el grupo de teatro -numerosamente galardonado en varios festivales, tanto de carácter nacional como internacional- denominado OtroTeatro, cuyo último premio le ha sido otorgado en el Festival Madrid-Sur 2010 por su obra Lavapiés.


En esa versión masculina de las Tres hermanas que, posteriormente, fue interpretada de la misma manera por el dramaturgo argentino Daniel Veronese con el título de El hombre que se ahoga, ya se podían vislumbrar algunas de las características esenciales de esta exitosa compañía llevada de la mano del director, y también actor, Paco Obregón, a quien se le puede recordar en el papel de Reclutador con el reciente montaje de Madre Coraje por Gerardo Vera en el CDN.


Tales esencias de su visión dramática, seña íntima de su identidad como grupo, consistían en un esforzado trabajo de profunda interiorización de los roles de cada uno de los actantes y en una simbolización escénica, donde la desnudez del decorado se convierte en un espacio abierto de interpretación y lucha de controversias, impregnadas con varios de los elementos ya presentes en la Comedia del Arte.


Sobre todo fueron dos los actores que más me impresionaron por su excelente inmersión en la doctrina de Paco Obregón: Iván Mínguez y el poliédrico y versátil Miguel Espejo. Si a ellos se les suma la experiencia de José Tiscar, la frescura de Moramay Ovalle y la presencia escénica de Naira Murguialday, su tercera apuesta, El Avaro, estrenada el pasado 20 de enero en el Teatro Victoria, tiene el favor del público garantizado.


Tiscar es el núcleo de un elenco que gravita en torno a sus muecas, zapatiestas y bastonazos. Carrera para arriba, carrera para abajo los personajes, que lucen un primoroso gusto por un vestuario cercano al diseño de vanguardia, van exponiendo sus deseos y sus miserias hasta que un desenlace delirante les otorga la dicha a todos por igual.


En definitiva, un prometedor estreno con un público entregado que debería tener como principal reflexión la necesaria inteligencia para que cada uno de los miembros de esta compañía hiciera crecer y madurar el espectáculo, hilvanando con mejor tino cada una de las escenas y ofreciendo un producto mucho más elaborado y perfecto.

miércoles, 2 de febrero de 2011

INTROVERSIONES (Celtas Cortos)


La batuta entubada


Sabed que Juan sin Credo ha escuchado el último trabajo discográfico de la ya veterana banda vallisoleta Celtas Cortos, cuyo título es el de Introversiones, en el que, según palabras de su cantante Jesús Cifuentes, se recuperan canciones que les construyeron como músicos, entre las que se pueden destacar Blues del pescador, de The Waterboys, Fiesta, perteneciente a The Pogues o El marinero borracho, de carácter tradicional.


Pensad que las primeras melodías de música celta bailadas por Juan sin Credo fueron las del mítico grupo llamado La Banda, si bien es cierto que la popularización del género en España vino dado de la mano de los Celtas, gracias a su fusión con el rock, el blues y otras tendencias, además de sus letras que conformaban un espacio crítico de protesta.


Decid que Juan sin Credo siempre mantendrá en la vitrinas policromadas de su edificable memoria cuando hace casi veinte años, en un tarde crepuscular de fin de verano con un incipiente olor a racimo húmedo de una cercana vendimia, estuvo en un concierto de las fiestas patronales de Ciempozuelos marcándose un inagotable pogo con temas como Gente impresentable, 20 de abril o Tranquilo majete.