Científicos Futuristas

Los Científicos del Futuro queremos que vosotros, habitantes de nuestro pasado, recuperéis en vuestro presente toda la dispersa y denostada obra del siempre iconoclasta Juan sin Credo

miércoles, 16 de febrero de 2011

El cementerio de Praga



LA RESEÑA CON SAÑA

Se oye comentar a la gente del lugar que Juan sin Credo ha leído la última novela de Umberto Eco, El cementerio de Praga, traducida por Helena Lozano Miralles y publicada por Lumen en noviembre del 2010.

Parece que la voz narrativa se desdobla en tres personajes. Una pertenece al protagonista, la otra a su doble y, por último, la tercera pertenece a la voz narrador, cada una de ellas con una fuente diferente de letra. El contexto histórico se centra en la segunda mitad del siglo XIX, con la unificación de Italia, la guerra franco-prusiana y la comuna de París como telón de fondo, mientras que el tiempo interno de la narración va caminando paralelo entre 1830 y 1897, plasmado mediante una visión retrospectiva, y, a su vez, entre el 24 de marzo de 1897 y el 20 de diciembre del año siguiente. El espacio se ubica, primeramente, en Turín, pero la mayoría de la acción narrativa transcurre en París, la place Maubert, la librería de la rue de Beaume, el boulevard Poissonniere y un sinfín de rincones sórdidos y siniestros de la ciudad de la luz. El protagonista esencial es el misógino, antisemita y reaccionario Simone Simonini, abyecto personaje desprovisto de cualquier mínimo atisbo de decencia, capaz de vender o fabricar secretos de estado para desestabilizar y traicionar a unos o a otros, dependiendo de quien sea el mejor postor en ese momento, aunque serán los judíos la favorita presa sobre la que vuelca el infundio y la xenofobia. Su alter ego será el abad della Picola, personalidad que emplea para sumergirse en los bajos fondos de la masonería o las misas negras. Otros personajes secundarios son el abad Bergamaschi, Lagrange y su predecesor Hébuterne, Taxil, Gaviali, Diana Vaughan, así como otros tantos que deambulan por las páginas de esta novela expuestos al embuste del tétrico Simonini.

Dicen que a Juan sin Credo esta novela le ha parecido una muestra de la política subterránea del estado moderno, capaz de transformar cualquier realidad que beneficie a sus intereses gracias al sucio trabajo de seres putrefactos con el alma negra, pero que la trama es demasiado densa y da muchas vueltas sobre los mismos temas, convirtiendo las últimas páginas del libro en un suplicio ímprobo para el lector.

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