Realmente este país va a la deriva por culpa de la desfachatez de su clase política. Ahora que ya se ha aprobado la ley de Transparencia, documento legal que ya nace como papel mojado, según mi impresión, les va a lucir el pelo a muchos de ellos.
Una de las primeras en pasar por la peluquería de la inhabilitación tendría que ser la consejera de Medio Ambiente de la Comunidad Valenciana, la popular Isabel Bonig, que durante esta semana ha justificado como normal, en una comparecencia de la Comisión de Medio Ambiente de las Cortes Valencianas a petición de Esquerda Unida, el gasto “ridículo” -aunque las cantidades no han sido especificadas- en rosquilletas, golosinas, huevos Kinder, raciones de arroz, pechugas, servilletas, rollo de papel higiénico, ibuprofeno… que han realizado dos altos directivos a cargo de la caja fija perteneciente a esa Consejería.
Encima esta irrespetable señora dice que se ha atacado la honorabilidad de esos dos caraduras que con dinero de todos han hecho la cesta de la compra. ¡Simplemente asombroso! Por cierto, también se ha podido ver en los medios días atrás, las fotografías de Ana Botella y Esperanza Aguirre comprando en el recién estrenado Mercadona de Serrano. ¿Habrán pagado esos productos de su bolsillo o con el dinero de la caja fija?
Mucho me temo que será más bien esto último lo que haya sucedido. Mientras los españoles vemos, indiferentes, como progresivamente se reduce nuestro poder adquisitivo a costa de las chucherías ridículas de esa casta parasitaria que se ha propuesto dinamitar las exiguas conquistas sociales conquistadas a lo largo de décadas de lucha y reivindicaciones.
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