¡Manos arriba, esto es un atraco!

                                                                          

Atención, atención:  ¡qué alguien llame a la Guardia Civil, a la Policía o al Ejercito para detener a ese esquilmador de los caudales pertenecientes a la ciudadanía¡

¡Menudo sinvergüenza, y todavía dice que la culpa es del equipo de gobierno anterior!

¿Y los reformistas del ultraliberalismo, que se les llena la boca de regeneración democrática, no tienen nada que comentar sobre este grave caso de prevaricación y, sobre todo, malversación de fondos públicos?

¿Habría obrado del mismo modo el alcalde de Los Barrios si el capital hubiera salido de su bolsillo?

¿Os podéis creer, mis más fieles y únicos lectores que el primer edil del Partido Andalucista de esta población gaditana cercana al Campo de Gibraltar, con poco más de 20.000 habitantes, haya pedido un crédito a un particular para solucionar el problema de impago que afectaba a la plantilla, con un interés del 28% por el que este último obtendrá un beneficio de 103.544,33 euros?

¿Seguro que no había ninguna entidad bancaria que ofreciera un interés más bajo?

¿Qué relación vinculante se puede establecer entre el prestamista R.C.C, émulo de los codiciosos Raquel y Vidas cidianos y el andalucista Jorge Romero?

Demasiadas preguntas para una única respuesta: la alcaldada de individuos de este calibre debería ser considerada delito de facto.

Comportamientos de este tipo tienen que servir de reflexión para establecer un mínimo marco de regulación acerca de las responsabilidades de estos señores de la trampa, que derrochan el líquido de cobre del erario como si de un ancho caño de agua en época de sequía se tratara.

Mientras a este problema no se le ponga solución difícilmente el país podrá escapar de las roñosas y pérfidas garras de una crisis inagotable; cuyos principales culpables son esos especuladores que vampirizan gota a gota, moneda a moneda, el dinero de todos.