Día del Seminario 2012

Se compran voluntades sacerdotales.

Razón: la iglesia catódica e iluminada

Nada más conocer en los medios la cuña de la campaña para fomentar las vocaciones por parte de la CEE, me llamó mi iconoclasta amigo Óscar von Piten, mondándose de risa:

-Me parto, Juansi. ¡Vaya notición para acabar con el paro juvenil! Aunque no me queda muy clara cuál será la cuantía por el complemento de productividad- me decía sin poder contener la carcajada. –Hoy en día es un trabajo fijo mucho más seguro que el de funcionario. Fíjate que se te puede acusar de pederastia y seguir manteniendo el puesto- Afirmaba ya en un bramido de tos producido por la constante chanza de su irónico discurso.

Colgué el auricular con un acusado aire de indignación. Sinceramente me parece lamentable que una institución encargada de velar por los más desfavorecidos invierta 7.000 euros en una campaña publicitaria que trata de comprar voluntades para aumentar el misérrimo número de 1.275 seminaristas durante este año, un 4,2 % de incremento con respecto al curso anterior.

Siempre había pensado que en el oficio de sacerdote debía primar ante todo el amor a Dios antes que la alabanza a una nómina segura. A mí me parece que estos de la CEE son unos fariseos que mercadean no solo en los pórticos del templo sino que incluso dan culto al becerro de oro hasta en la propia sacristía. Ante esta disparatada realidad pregunto yo:  ¿No sería mucho mejor que el sacerdocio se abriera a la sociedad y sus miembros pudieran llevar una vida acorde con las necesidades personales de cada uno?