Científicos Futuristas

Los Científicos del Futuro queremos que vosotros, habitantes de nuestro pasado, recuperéis en vuestro presente toda la dispersa y denostada obra del siempre iconoclasta Juan sin Credo

jueves, 29 de marzo de 2012

Farsas y Églogas. Lucas Fernández. CNTC y Nao d´amores


La butaca nihilista
Ante todo que vaya por delante mi sincero y firme reconocimiento como fiel admirador de la Compañía Nao d´amores, desde que presencié, allá por las navidades del año 2009, por primera vez su espectáculo del Auto de los Reyes Magos en la Abadía, gracias a la insistencia del maestro Juan Antonio López Estévez.

Con posterioridad he disfrutado de la contemplación del Misterio Cristo de los Gascones, en el corral de comedias de Alcalá de Henares y de la Dança da Morte / Dança de la Muerte, una coproducción bilingüe con el prestigioso Teatro da Cornucópia, protagonizada por Luis Miguel Cintra en el Teatro Pavón la pasada temporada.

Supongo que es el halo de espiritualidad sacra que rezuman estos montajes la causa por la que triunfan en escena con una gran acogida por parte del público y de la crítica. Ana Zamora y todo su equipo, David Faraco, Alicia Lázaro o Alejandro Sigüenza entre otros, han conseguido con estas obras recuperar el patrimonio prototeatral de nuestra rica tradición dramática, dotándole del carácter eterno y, por lo tanto, atemporal que se vislumbra en todas las manifestaciones religiosas de la tradición cristiana.

Vuelvo a insistir que es en este punto donde radica la base de su éxito. Y me reafirmo porque el sábado pasado, recién estrenada su última puesta en escena, me acerqué con el siempre idolatrado adorador de la amistad, el ilustre doctor D´ia Trives, y su grácil manceba, la siempre alegre, Itziar de Estúñiga para recibir las Farsas y Églogas del salmantino Lucas Fernández.

Esta obra de pastores que hablan de un amor mundano, lejos de esos otros tan sufridos que pueblan la Arcadia idealizada de Sannazaro o ese Salicio y Nemoroso de Garcilaso, están muy alejados del espectador actual.

Bien es cierto que el componente musical, tan importante siempre en las representaciones de la compañía, el carro del fondo de escena, como única pieza de decorado, convertido al final en un políptico cómico del Sagrado Misterio, los cencerros y la combinación de pellizas en el vestuario, así como el titánico esfuerzo de dicción por parte de los actores, entre los que destacan el anteriormente nombrado Alejandro Sigüenza, Elena Rayos o José Vicente Ramos intentan solventar esa distancia insalvable entre el público y el contenido de la obra.

Esa carencia de aliento divino, de ritual sagrado, de convivencia con lo profano condena las Farsas a una mera producción para el fondo del repertorio muy lejos del nivel artístico alcanzado por el Auto, el Cristo de los Gascones o la Dança.


No hay comentarios:

Publicar un comentario