Científicos Futuristas

Los Científicos del Futuro queremos que vosotros, habitantes de nuestro pasado, recuperéis en vuestro presente toda la dispersa y denostada obra del siempre iconoclasta Juan sin Credo

martes, 20 de marzo de 2012

Maravillas de Oriente. Teatralia 2012


La butaca nihilista

Teatralia, decimosexta edición: todo un clásico. Esperemos que las temidas reformas y el cambio necesario no terminen por afectar a este excepcional Festival que levanta el telón del espectáculo del directo a los más pequeños y les transporta a un mundo de fantasía e imaginación mucho más ameno y divertido que la prosaica realidad que nos corroe.

Varias eran las posibilidades en un amplio abanico de 20 montajes en cartel. ¿Por qué elegí Maravillas de Oriente? Sobre todo porque lo representaban en el Corral de Comedias de Alcalá; un lugar cálido y singular donde la contemplación del teatro se efectúa desde una perspectiva diacrónica, por la que el espectador se traslada a un tiempo, circular, eterno, cargado de un simbolismo especial al ser capaz de alimentar, en cierta medida, ese hambre atroz, acuciante y angustioso, de una imposible inmortalidad.

¿Cuántos galanes y damas, rufianes o pelanduscas habrán deambulado por esas estrechas galerías? Todavía en alguna noche oscura, de gran aparato eléctrico y nubes borrascosas se escucha por los camerinos antiguos versos por difuntos actores que recuerdan al mítico don Juan en su galanteo amoroso con esa piadosa novicia: No es verdad ángel de amor…

Ya le habíamos estado motivando durante la semana para un mejor aprovechamiento de la puesta en escena al gran Francisco I el Grande. Solo faltaba una única cuestión a tener en cuenta: la calidad del espectáculo y, por supuesto, esta no nos defraudó. Además Francisco se hizo un amiguito de butaca con el que compartió sonrisas, confidencias y algún que otro irreverente e inoportuno chillido.

La historia a la que nos invita la Compañía D´Espectacles Pa Sucat, es una vieja historia de amor de títeres de cachiporra entre Leonor de Montefrío y Gonzalo de Guzmán, enmarcada en la época del medievo de la mano de un soldado de las cruzadas, un sabio musulmán y un pastor sin ovejas que nos deleita con una música de viento tañida por unos instrumentos ancestrales.

Los equívocos, la ruptura de la virtualidad escénica, -los actores no tienen ningún reparo en hacernos ver que esos títeres están manejados por ellos mismos- las zapatiestas de la marionetas y los coscorrones hacen las delicias tanto de los niños como de los adultos que las contemplan.

Jordi Juabany, Eudald Ferré y Pep Boada consiguieron hacernos olvidar, por un momento, que la centenaria pastelería que había en el mismo soportal del teatro, ha cerrado porque los últimos propietarios eran unos empresarios acostumbrados a trocear empresas, actividad completamente legal, dejando en la calle a varios empleados de toda la vida sin finiquito y debiéndoles todas las mensualidades de este año.



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