Científicos Futuristas

Los Científicos del Futuro queremos que vosotros, habitantes de nuestro pasado, recuperéis en vuestro presente toda la dispersa y denostada obra del siempre iconoclasta Juan sin Credo

lunes, 31 de enero de 2011

Riña de gatos



La reseña con saña



Se oye comentar a la gente del lugar que Juan sin Credo ha leído la última novela de Eduardo Mendoza, titulada Riña de gatos, galardonada con el Premio Planeta 2010, y publicada por la misma editorial encargada de otorgarle el premio en noviembre del mismo año.

Parece que el narrador está en tercera persona y es, abrumadoramente, omnisciente. El contexto histórico se sitúa en los albores de la contienda civil que asoló España a finales de la década de los treinta del pasado siglo, mientras que el tiempo interno transcurre entre el 4 de marzo de 1936 y, aproximadamente, el 21 de marzo del mismo año. El espacio en el que se ubica la acción es el Madrid de la Castellana, predominan los lugares cerrados como el Museo del Prado, el palacete donde viven los duques de Igualada, el hotel situado en la Plaza de Santa Ana, en el que está alojado el personaje principal, la Embajada inglesa, en el paseo de Recoletos, además de las cafeterías, bares y tabernas, en el que no podía faltar el famoso Chicote.


El protagonista principal es el extravagante inglés, típico personaje del universo narrativo de Eduardo Mendoza, Anthony Whiteland, gran especialista en la pintura de Velázquez que se verá inmerso en una conjura de una magnitud internacional. En un segundo plano aparecerá la aristocrática familia del Valle entre los que destacan el padre, Álvaro del Valle y su caprichosa hija, Francisca Eugenia, más conocida por su hipocorístico Paquita. Otros personajes que forman este gran escaparate del Madrid previo a la guerra civil es el policía Gumersindo Marranón, el proletario afiliado al Partido Comunista, Higinio Zamora y su protegida Toñina, el mayordomo de la casa de los duque de Igualada Julián, el recepcionista del hotel, el crítico de arte Edwin Garrigaw o el trabajador de la embajada Harry Parker.


Además de estos seres producto de la ficción, Eduardo Mendoza introduce en su novela una galería de personajes cruciales pertenecientes a la historia con mayúsculas del momento entre los que figuran José Antonio Primo de Rivera, y otros falangistas como Sancho Dávila, Raimundo Fernández Cuesta y Rafael Sánchez Mazas, los generales golpistas, entre ellos el Caudillo, así como Alcalá Zamora, Manuel Azaña y el ministro de gobernación Amós Salvador.

Dicen que a Juan sin Credo la lectura de esta novela le ha parecido entretenida pero piensa que Eduardo Mendoza está agotado como narrador pues una obra de este tipo empaña su trayectoria anterior en donde brillan con luz propia obras como La verdad sobre el caso Savolta o Una comedia ligera. La inverosimilitud planea durante toda la obra con un argumento nada creíble de un supuesto lienzo de Velázquez, nunca antes catalogado. Sin embargo, la puntilla viene clavada por un monumental error de ambientación, cuando en la página 194 se habla de una tibieza precursora de la primavera mientras que pocas páginas atras se ha estado insistiendo en el frío, el hielo y la nevada caída sobre Madrid.

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