Científicos Futuristas

Los Científicos del Futuro queremos que vosotros, habitantes de nuestro pasado, recuperéis en vuestro presente toda la dispersa y denostada obra del siempre iconoclasta Juan sin Credo

sábado, 30 de octubre de 2010

Miguel Hernández: Poeta del Pueblo I



¡¡ Válgame en qué situación me hallaba al haber dado el sí por respuesta siendo tanto mi desconsuelo!! ¿Qué podía saber, infeliz de mí, de uno de los mejores poetas en lengua castellana de todo el siglo XX? Aún así, me dejé convencer por la locuacidad amable de mi compañero de claustro Alonso Egaleo de Cartagena y me embarqué, sin saber a ciencia cierta, en qué ignoto puerto atracaría.


Claro que había leído el Rayo que no cesa. Incluso conocía Perito en lunas, Viento del Pueblo o Hijo de la luz y de la sombra, además del la obra de teatro El labrador de más aire. Sin embargo, todavía me parecía poca enjundia para cubrir las expectativas que en mí había depositado el buen Alonso.


Entonces devoré catálogos con millares de noticias bibliográficas acerca de la vida y obra de nuestro homenajeado poeta. Ante tal ingente cantidad de documentación, me decidí por los extremos. Fue entonces cuando seleccioné entre el primer y el último titulo que tratan sobre su biografía.


De esta forma, inicialmente comencé la lectura del trabajo de Concha Zardoya, Miguel Hernández (1910-1942) Vida y obra, publicado en 1955 y reeditado en el 2009 por la editorial NORTESUR. Este documento tiene el valor de ser pionero en la larga bibliografía hernandiana, donde se acomete, desde el apasionamiento no exento de rigor, el estudio de su breve trayectoria vital y de las claves de su poesía y teatro.


Por otro lado, con posterioridad, acometí la siguiente del libro El oficio de poeta. Miguel Hernández, de Eutimio Martín, recientemente publicada (febrero de 2010), en la editorial Aguilar, estudio en el que se reconstruye su devenir humano y literario, así como también desvela algunos aspectos pocos conocidos o ignorados de su personalidad.


Con este caudaloso equipaje de información relevante, ya me sentía capaz de viajar entre los meandros de la escritura periodística. Tales lecturas, además de mi propio bagaje cultural, bien me permiten ofrecer unos datos básicos de la vida y obra de Miguel Hernández, aderezados, finalmente, con unas pequeñas pinceladas, desde mi modesta visión personal, acerca de cómo se están tratando las conmemoraciones en honor del centenario de su nacimiento.


El futuro poeta y dramaturgo, nació en Orihuela, el 30 de octubre de 1910. Siempre se ha pensado que provenía de una familia humilde, pero lo cierto es que su padre, don Miguel, gozaba de una situación económica que, sin duda, podía calificarse de acomodada. Aunque prácticamente analfabeto, su oficio consistía en ser tratante de ganado caprino con un montante alrededor de las seiscientas cabezas anuales.


Miguel Hernández tuvo que abandonar pronto los estudios, por mandato paterno, para trabajar como pastor de cabras, bien porque su padre aborrecía las letras, bien para ayudar en el próspero negocio familiar. Sus escasos años en la escuela, bastaron para que sintiera, ya para siempre, la necesidad de la lectura y la escritura.


Frecuentó tanto la Biblioteca del Círculo Católico, como la del Casino Orcelitano. En primer lugar, leyó los clásicos del Siglo de Oro -entre los que figuran Fray Luis de León y San Juan de la Cruz, pero también, Lope de Vega, Quevedo o Góngora- para continuar, posteriormente, con la lectura de los autores contemporáneos, de los destacan Machado, Juan Ramón o Gabriel y Galán.


Esta afición desmesurada por la lectura y una permanente observación de la naturaleza que le rodeaba, le llevó al irresistible interés de manifestar su prodigiosa sensibilidad lírica. Así fue como comenzó a escribir sus primeros versos que pronto mostraría a sus amigos Carlos Fenoll y Ramón Sijé, asimismo aficionados a la poesía, en la frecuentada tertulia de la tahona del padre de Carlos. Sijé, cuyo verdadero nombre era José Marín, además de estar unido al Miguel por una gran amistad, fue su primer mentor y mecenas...

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