Científicos Futuristas

Los Científicos del Futuro queremos que vosotros, habitantes de nuestro pasado, recuperéis en vuestro presente toda la dispersa y denostada obra del siempre iconoclasta Juan sin Credo

domingo, 22 de abril de 2012

A dios rogando y con el m-AZO dando


Dentro del panorama informativo de estas últimas semanas ha tomado enorme relevancia la vitalidad del sufijo aumentativo –azo. Existe un magnífico artículo de Gómez Torrego que nos habla de la capacidad de ponderación de este elemento sobre la base léxica a la que se añade.

Es en esta línea significativa de ese valor cuantificador, con un rasgo normalmente de carácter negativo, donde el Gobierno ha encontrado un filón para el regocijo de nuestra anquilosada lengua. De esta manera, han saltado a la palestra de la actualidad nuevos términos acuñados con esta partícula morfológica tales como aulazo, medicinazo o tasazo.

Palabras de nueva creación que marcan la tendencia de una intervención económica no declarada con el fin de saquear los maltrechos bolsillos de los ciudadanos y, lo que es aún más importante, efectuar una contrarrevolución ideológica que pretende fulminar el actual Estado del Bienestar por un modelo ultraconservador en el que las élites plutocráticas dominen a su antojo y capricho los recursos públicos que antaño estaban al alcance de la ciudadanía.

Una única doctrina, un solo credo; es decir la vuelta a esa España oscurantista de siempre que durante centurias ha transitado por el fondo del pozo de la inmundicia con respecto a otras naciones más desarrolladas.

Y podréis decir, mis más fieles y únicos lectores, que si soy un agorero, que si soy un demagogo o que si siempre estoy igual..., pero esta vez me gustaría contaros un hecho que me ha sucedido durante estos días en la plaza de un pueblo de cuyo nombre no quiero acordarme para que veáis como mi único fin consiste, únicamente, en transmitiros la realidad tal cual es.

Estaba la buena de mi madre hablando con su grupito de colegas, muchas de ellas también viudas, sobre el efecto que ha causado en su ánimo la aprobación del medicinazo. Sobre todo flotaba en el ambiente un clima de resignación. La respuesta unánime era: Se veía venir tras tantos años de derroche.

Sin embargo, el sentir general era de reproche y malestar ante las declaraciones de ese patán, que carece totalmente de sensibilidad y respeto hacia sus mayores, el secretario nacional de Sanidad y Asuntos Sociales del PP, José Ignacio Echániz que había vertido, con la impunidad que los caracteriza y sin ningún pudor ético, unas declaraciones demasiado desafortunadas acerca del copago refiriéndose a que solo les iba a suponer a los pensionistas un gasto de cuatro cafés al mes.

-Ese gachí es un pelanas Juan- me decía Angustias, una amiga de mi madre que la conozco desde que tengo uso de razón (es decir, desde nunca). -Pero si el doctor me prohibió el café hace  tres lustros porque me subía la tensión, lo que si me va a fastidiar es la pequeña paguita que le doy a mi nieto cuando viene a verme los domingos y me arregla algún desaguisado en la casa de los que siempre se encargaba el pobre de mi Esteban-

Pues yo a quien no trago es a la bruja escuchimizada y larguirucha esa presidenta de los dineros, Lagarta o Lagarde- comentaba Alfonso, recién incorporado al corrillo del sol primaveral formado por los jubilados- Mía tú que dice que el problema del país somos los pensionistas. Amos anda, tía pelandusca que seguro que gana un pastón pa luego gastárselo en perfumes de lujo. No nos tienen ninguna consideración sin Credo, ni respeto, ni ná. Toda la vida trabajando para recibir luego ese desprecio-

Se nos hacía tarde ya para comer y cogí a mi madre del brazo, despidiéndome afectuosamente de aquellos que tanto me han ayudado a ser el que soy.

Caminando los dos juntos hacia casa, iba meditando en silencio y mi madre me pregunto:

-¿En qué piensas ahora Juan, que te veo muy callado y tristón?-

-Intento acordarme madre de ese autor que decía que la salud moral de una civilización es equivalente al trato que reciben sus mayores y que visto lo visto nuestra sociedad está muy pero que muy enferma y de seguir por este camino no habrá ningún medicinazo que la cure-.


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