Científicos Futuristas

Los Científicos del Futuro queremos que vosotros, habitantes de nuestro pasado, recuperéis en vuestro presente toda la dispersa y denostada obra del siempre iconoclasta Juan sin Credo

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Todo es silencio



La reseña con saña

Se oye comentar a la gente del lugar que Juan sin Credo se ha leído la última novela de Manuel Rivas, Todo es silencio, publicada por la editorial Alfaguara en octubre del 2010.

Parece que el narrador está en tercera persona, aunque en momentos puntuales la voz pasa a la primera persona de la mano de Chelín, sin quedar demasiado claro a qué impulso del autor obedece este cambio.

Parece que el tiempo externo o contexto histórico se divide en dos etapas. La primera comprende la infancia de los protagonistas, en las postrimerías del franquismo. Tal afirmación se deduce gracias a datos como la furgoneta de los hippies acampados en la playa, las monedas con el águila imperial o las alusiones a las folclóricas del momento. Por otro lado, la segunda etapa se inserta, como mucho, a finales de la década de los ochenta. Aquí, sin embargo, no aparecen tantas referencias temporales y la única guía es el tema principal de la narración: la Galicia mafiosa embadurnada hasta los tuétanos en los turbios asuntos del narcotráfico. El tiempo interno, entonces, refleja, aproximadamente, unos veinte años, desde el final de la niñez hasta la madurez de los personaje principales.

Parece que el espacio se ubica en el ficticia aldea de A de Meus Concello de Bréntema, situado en la Galicia atlántica. Predominan los lugares abiertos, sobre todo la playa, el cabo de Cons, el crucero de Chafariz o el río Mar, pero también los cerrados como la mítica y ruinosa Escuela de los Indianos o la posada Ultramar.

Parece que el personaje principal es Mariscal, Tomás Brancana, el prototipo de capo gallego, que primeramente ejerce como contrabandista pero que termina relacionándose con los grandes narcotraficantes colombianos que eligieron Galicia como ruta de entrada de la cocaína en Europa. Los otros son los niños que crecen bajo la tutela de este hombre carente de prejuicios y que continuarán con el próspero y maléfico negocio hasta extender una sucia red sobre todas las instituciones, ahogadas en un charco pestilente de corrupción. De este modo aparecen Víctor Rumbo, alias Brinco, Nove Luas y Chelín Balboa. No obstante, existe un antagonista que no se suma a tal lucrativo negocio y se pone del lado de la ley, Fins Malpica, consiguiendo, finalmente desarticular la red mafiosa.

Dicen que a Juan sin Credo la lectura de esta novela le ha resultado satisfactoria por dos razones, principalmente. La primera se refiere al tema tratado; la Galicia que estuvo a punto de convertirse en la Sicilia de Atlántico y que gracias a la intervención de las fuerzas de seguridad, -también, aunque no aparezca en esta novela, al grito de las madres coraje que veían a sus hijos caer como cucarachas por el veneno de la heroína- se pudo frenar, encarcelando a los grandes capos como los Oubiña o los Charlines. La segunda razón ha de buscarse en la prosa bella y el exquisito gusto literario que muestra el autor a la hora de confeccionar el armazón narrativo.

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