Solo cien palabras
Críticas para el smartphone
Parece una buena idea que la CNTC abra sus puertas, durante estas fechas navideñas, con el fin de acercar el repertorio de nuestros clásicos a los más pequeños. Sin embargo, la fidelidad y el rigor tienen que primar sobre el asunto pecuniario.
Bien está que los octosílabos de Calderón vayan sonando dulces y su melodía descanse en la sensibilidad a flor de piel que caracteriza a los niños, pero estos conocen de una forma intuitiva la grandeza de las obras y es muy difícil el engaño. Se puede decir, entonces, que Mi primer clásico sí, aunque no a cualquier precio.